Me encuentro como si estuviese montado en el cochecito de una atracción de la montaña rusa, de arriba abajo, pero anímicamente hablando. Es un ejemplo facilón pero al final los clichés son la mejor opción para definir las cosas. Una gráfica llena de curvas que demuestran mi inestabilidad a la hora de sentirme bien, útil, feliz, …
Son en estos momentos en los que mi cabeza me pide nuevos proyectos para levantar vuelo. Escribir, dibujar, animar… sin embargo los motivos que provocan los descensos son precisamente los que me impiden poder dedicarles más tiempo más allá que los de pensar que sería bonito o también la frustración de pensar que no llegaré al nivel de calidad deseado, ese mal que es la autoexigencia. La ilusión de creer que todo saldrá bien se desvanece cuando piensas que lo que de verdad deberías hacer es centrarte en solucionar los problemas que tienes. Por mucho que mires la cuenta del banco los números rojos no desaparecen solos.
La creación ha sido siempre la constante lucha de lo que quieres hacer y lo que tienes. «Si tuviese una cámara más cara grabaría mejores cosas» cuando en realidad es la falta de ideas o el miedo lo que te impide hacer las cosas. En este campo es importante tener un punto de inconsciencia y aspirar hacer algo mejor por encima de tus posibilidades pero sin olvidarte de tus limitaciones.
Y en las últimas, como me encuentro, mis ganas de emprender proyectos «faraónicos» aumenta, ganas de ponerme a escribir de nuevo de una vez por todas, ganas de ponerme a dibujar y animar un nuevo cortometraje después de tanto tiempo o incluso un largo… pero también todo lo contrario visto lo vivido en los últimos años, ganas de reinventarme dejando de lado todo lo creativo y morirme de desidia debajo de un puente en Holanda.
Sensaciones que ya he vivido y volveré a vivir, recuerda sigo montado en ese cochecito que me lleva por un carril que va de arriba abajo. Mi fuerza hará que estos sean más espaciados en el tiempo, ascenso y descenso, o la falta de ella, cómo han sido los últimos meses, hará que sea cuestión de semanas, días o horas. Siempre hablando anímicamente.
Por ahora no la tengo y mi cabeza sigue una batalla perdida entre iniciar proyectos creativos y encontrar el modo de sobrevivir de forma autónoma. Y no todo tiene que ver con el dinero, hay otras cosas más importantes en la vida, aunque a veces se nos olvide.